Unas de las debilidades que identificó Orange en el mercado de las telecomunicaciones, específicamente en los teléfonos inalámbricos, fue que las empresas que ofrecían este servicios, cobraban un servicio que no proveían.
Para ser mas explícito, teniamos empresas estafadoras.
Se tenía la percepción que era difícil entrar a competir con las empresas de telefonía instaladas en el país. Codetel que luego paso a llamarse Verizon, parecía imbatible y esta percepción se afianzo mas con la entrada de Tricom y Centennial, las cuales no marcaron diferenciación que permitiera posicionarse ante aquel monstruo.
Años después la empresa Orange se instala en nuestro país con una estrategia mercadológica clara y bien segmentada; producto de investigaciones de mercado que arrojaron la existencia de un segmento desatendido y con potencial. Todo el esfuerzo de marketing lo concentraron en los jóvenes, y quizá lo parte mas certera de la estrategia fue diseñar productos para cada necesidad, es decir que cada joven puede tener acceso al servicio y este a la vez fuera sostenible. Entiendo que esta fue la clave, ya que es un segmento donde una gran parte depende de sus padres.
Orange revoluciono este mercado y hoy la gran mayoría de los dominicanos estamos comunicados y localizados.
En lo adelante la pauta la marcaba Orange, por ejemplo: 1) una llamada que realizamos y no es tomada, no se cobra y 2) solo se cobran los segundos hablados.
En cambio Verizon (Codetel) cobraba sin importar que la llamada fuera tomada y para colmo, facturaba segundos no consumidos. El redondeo.
Hoy la empresa Verizon (Codetel), que es la mas grande de este sector tiene un conflictos con las la Dirección General de Impuestos Internos (DGII). Esta última exige pago de un impuesto, ya que Verizon fue vendida a la empresa mexicana American Movil.
Las fundaciones y las asociaciones que trabajan con los derechos del consumidor e Indotel, deberían exigirle a Verizon que aparte de lo que tiene que desembolsarle al Estado, saque otra partida para todos los dominicanos que hemos pagado 10, 15, 25, 35 segundos, como si fueran un minuto.
Luego de tantos años de estafa, Verizon tiene una campaña publicitaria donde nos dice que ahora no van a redondear los segundos. No sé si es que entiendo mal, pero cada vez que escuchaba esta campaña lo que entendía, era: “ya no vamos a robarte mas, te vamos a cobrar solamente lo que consumes”.
Esto se puede ver como chistoso, pero no lo es. Haciendo un pequeño ejercicio podríamos ver la dimensión de la ratería. Imagínese que 200,000 dominicanos, en un solo meses pagaron 75 pesos a Verizon, sin este haberlo ofrecido, y tenga la seguridad que pagábamos mucho mas. Si multiplicamos estas cifras tenemos como resultado RD$15 millones neto, sin poner un peso, limpio y robao´. Para que sigamos viendo la magnitud de hacer negocio con un pueblo desamparado, multiplique esos 15 millones por 12 meses, y tendremos la humilde suma de 180 millones de pesos al año, y vuelvo y repito, estoy siendo humilde con las cifras.
Cuantas escuelas se podrían reparar o equipar con esos pesitos.
Para ser mas explícito, teniamos empresas estafadoras.
Se tenía la percepción que era difícil entrar a competir con las empresas de telefonía instaladas en el país. Codetel que luego paso a llamarse Verizon, parecía imbatible y esta percepción se afianzo mas con la entrada de Tricom y Centennial, las cuales no marcaron diferenciación que permitiera posicionarse ante aquel monstruo.
Años después la empresa Orange se instala en nuestro país con una estrategia mercadológica clara y bien segmentada; producto de investigaciones de mercado que arrojaron la existencia de un segmento desatendido y con potencial. Todo el esfuerzo de marketing lo concentraron en los jóvenes, y quizá lo parte mas certera de la estrategia fue diseñar productos para cada necesidad, es decir que cada joven puede tener acceso al servicio y este a la vez fuera sostenible. Entiendo que esta fue la clave, ya que es un segmento donde una gran parte depende de sus padres.
Orange revoluciono este mercado y hoy la gran mayoría de los dominicanos estamos comunicados y localizados.
En lo adelante la pauta la marcaba Orange, por ejemplo: 1) una llamada que realizamos y no es tomada, no se cobra y 2) solo se cobran los segundos hablados.
En cambio Verizon (Codetel) cobraba sin importar que la llamada fuera tomada y para colmo, facturaba segundos no consumidos. El redondeo.
Hoy la empresa Verizon (Codetel), que es la mas grande de este sector tiene un conflictos con las la Dirección General de Impuestos Internos (DGII). Esta última exige pago de un impuesto, ya que Verizon fue vendida a la empresa mexicana American Movil.
Las fundaciones y las asociaciones que trabajan con los derechos del consumidor e Indotel, deberían exigirle a Verizon que aparte de lo que tiene que desembolsarle al Estado, saque otra partida para todos los dominicanos que hemos pagado 10, 15, 25, 35 segundos, como si fueran un minuto.
Luego de tantos años de estafa, Verizon tiene una campaña publicitaria donde nos dice que ahora no van a redondear los segundos. No sé si es que entiendo mal, pero cada vez que escuchaba esta campaña lo que entendía, era: “ya no vamos a robarte mas, te vamos a cobrar solamente lo que consumes”.
Esto se puede ver como chistoso, pero no lo es. Haciendo un pequeño ejercicio podríamos ver la dimensión de la ratería. Imagínese que 200,000 dominicanos, en un solo meses pagaron 75 pesos a Verizon, sin este haberlo ofrecido, y tenga la seguridad que pagábamos mucho mas. Si multiplicamos estas cifras tenemos como resultado RD$15 millones neto, sin poner un peso, limpio y robao´. Para que sigamos viendo la magnitud de hacer negocio con un pueblo desamparado, multiplique esos 15 millones por 12 meses, y tendremos la humilde suma de 180 millones de pesos al año, y vuelvo y repito, estoy siendo humilde con las cifras.
Cuantas escuelas se podrían reparar o equipar con esos pesitos.
Lo cierto de todo esto es que fuimos estafado por años y esos chelitos que pudieron servir para brindarle un helado a mi novia o mi madre, lo esta disfrutando un ladrón “legalizado”.