5.10.2007

Senderos de Traición

Estos días que he pasado en mi casa (de licencia médica) hice algunas “regresiones”, en unas de ellas me reencontré con mis siempre amigos y compañeros de infancias H del S, y decidí compartir aquellos senderos de traición, cuando nos sometíamos a los mismos colores, cuando los ojos se nublaban e íbamos al espacio exterior en busca de no pensar más de un segundo en ella, en aquello o en los demás. Pero siempre llegaba la magia de la noche con todos sus duendes, que lo único que provocaban era combustión. Pero bien, uno no se podía arrepentir de lo ya hecho, además, éramos fuertes nadie nos podía tocar, la distancia las acortábamos… Con todo esto añorábamos cuando nuestras guías se iban al salir la estrella mayor. Maldito Duende.

¿Recuerdan el cuadro II? Los ojos iban tras el ¿Algo se ha iluminado? Las figuras danzaban, sus miradas, sus colores, como se agradaban. Los cuerpos perdían el peso. Se nublaba la situación. En la costa todo esto era normal, era nuestra vida, aquí estamos rodeados de miradas que ocupan otras vidas, y las suyas no se a quien se las dejan. Me parece que la falta de yodo, que nosotros tenemos en cantidades industriales, a estos personajes les hace falta. El cuadro II.

Ahora no perdemos un segundo en pensar en lo esencial y los instantes se dejan pasar. Creemos que todo lo sabemos (mentira) y parece que la circunstancia que rechazábamos si pudo cambiarnos. También se perdieron las oraciones, parece que las respuestas se escasearon, o no es tarea fácil satisfacer 7 mil millones de planetarios hambrientos de amor, de solidaridad, de hermandad, etc. El arrepentimiento se lo digerió las decisiones, todas se pueden defender, se pueden justificar, es mas, aquellas a las que te oponías con tus amigos, familia o en publico, puedes llevarlas de negras a blancas o de blancas a negras, y nada, solo es otro momento. La coherencia se extinguió. No hay oración.

Siempre pensé en construir mi senda, caminar por donde he soñado y encontrar la que me lleve a una nueva vida llena de aventuras que no permitan el regreso. Solo por una vez, una senda, lo que siempre soñé hacer, construir una senda que pueda recorrer. Dejar el disfraz que me permite sobrevivir en esta adversidad y encontrarme con la poca razón que cuide. Allá no seré tartamudo, con mi escaso valor que también pude conservar, me permitiré cruzar a la otra vida. Senda.

Siempre fue maravillosa su entrada, muy despacio, porque siempre le comente que fuera pausada para que nadie escuchara sus pasos. Luego de su obediente y magistral aparición lo cierto era lo único que podría suceder. Los besos se los dejábamos a los enamorados y esa noche ella no era mas que otra de las mercancías que consumían mi soledad. Dejaba en sus manos lo que habíamos acordado, lo nuestro se me iba olvidar en aquel momento y unos cuantos billetes cambiarían de billetera. Pero siempre respete su función, admiraba su valentía. Ella ya no es mercancía para mí, ni yo soy su medio de producción, es la que mejor me conoce. Los sueños se apoderaron del deseo y este se eternizo. Con nombre de guerra.

Todo se olvida al despertar una vez más. Sólo puedo soñar entre arena y espuma. De regreso. Despertar.

Esto es un regalo para mi broth Fernan
que cumplió año el pasado 28 de abril. Se le quiere.