Siempre seré solidario con cualquier persona o institución que luche por la construcción de un Estado responsable, democrático y justo.
El domingo pasado un grupo de jóvenes tomaron la valiente iniciativa de participar en una actividad que buscaba exhibir, de manera crítica, la realidad de un pueblo que no encuentra salida a sus problemas básicos (eternos) como son la salud, la educación, el transporte, el suministro eléctrico, el alto costo de alimentos, el desempleo, etc.
Felicito y me alegra ver a dominicanos de mi generación participando en una causa justa y necesaria. Es obligatorio el renacimiento de una juventud participativa, alerta, revolucionaria, que asuma la responsabilidad patriótica que le corresponde, para que encaucemos este pueblo masacrado y explotado por senderos de justicia y prosperidad colectiva.
A los organizadores de dicho evento quisiera expresarle mi impresión, la cual enfocaré en dos vertientes: 1) en la organización y 2) en la compresión de las oportunidades políticas.
Me sentí confundido ante la combinación de una disertación de institucionalidad frente una mesa repleta de bebidas alcohólicas. A esto se añade un personaje que tomaba la palabra cuando se le antojaba para promover la borrachera entre los asistentes blandiendo el micrófono en la mano derecha mientras en la izquierda sostenía un flamante vaso de cerveza que delataba, con poco esfuerzo, el estado de dicho individuo.
No entiendo cómo una actividad que busca mostrar la otra cara de la moneda (esa que los gobiernos no muestran), se convierta en un vergonzoso desbarajuste, en una bebedera inoportuna, en un festejo del desorden… Si queremos criticar debemos hacerlo, pero con el ejemplo.
Una de las banderas visibles de los gobiernos es la improvisación, siendo ésta un mal que no puede ser parte de nuestras acciones. Me pregunto ¿Como es posible que la organización de una feria de sólo un día fuera tan deficiente? ¿Por qué no se preparó un simple programa?...No podemos exigir en medio del desorden.
Luego de la “barrabasada” de las autoridades al no permitir la realización de la Feria en el parque Duarte, se presento una oportunidad política que debió comprenderse en toda su dimensión. Ya no era sólo una feria de jóvenes inquietos, era un canal para acercarnos a un pueblo que no siente el ardor, la combustión de su juventud.
En un país sin oposición política, sin un escenario donde los jóvenes puedan participar, le vendría muy bien la entrada al escenario político de nuevas caras, nuevas ideas, nuevos ámbitos de reflexión y acción. Creo que esa fue la oportunidad que ustedes provocaron con tan patriótica iniciativa, pero en las condiciones en que se desarrolló la actividad diría que estamos lejos de llegar a tener estos espacios.
Les pido disculpa sincera a los organizadores que sí se esforzaron para sostener el evento, el empeño de ustedes se debe valorar en la dimensión de lo que representa realizar una actividad como esta, pero mi deber es alertar. Sun Tzu, en el “El Arte de la Guerra”, dice “Utiliza el orden para enfrentarte al desorden, utiliza la calma para enfrentarte con los que se agitan”.
El domingo pasado un grupo de jóvenes tomaron la valiente iniciativa de participar en una actividad que buscaba exhibir, de manera crítica, la realidad de un pueblo que no encuentra salida a sus problemas básicos (eternos) como son la salud, la educación, el transporte, el suministro eléctrico, el alto costo de alimentos, el desempleo, etc.
Felicito y me alegra ver a dominicanos de mi generación participando en una causa justa y necesaria. Es obligatorio el renacimiento de una juventud participativa, alerta, revolucionaria, que asuma la responsabilidad patriótica que le corresponde, para que encaucemos este pueblo masacrado y explotado por senderos de justicia y prosperidad colectiva.
A los organizadores de dicho evento quisiera expresarle mi impresión, la cual enfocaré en dos vertientes: 1) en la organización y 2) en la compresión de las oportunidades políticas.
Me sentí confundido ante la combinación de una disertación de institucionalidad frente una mesa repleta de bebidas alcohólicas. A esto se añade un personaje que tomaba la palabra cuando se le antojaba para promover la borrachera entre los asistentes blandiendo el micrófono en la mano derecha mientras en la izquierda sostenía un flamante vaso de cerveza que delataba, con poco esfuerzo, el estado de dicho individuo.
No entiendo cómo una actividad que busca mostrar la otra cara de la moneda (esa que los gobiernos no muestran), se convierta en un vergonzoso desbarajuste, en una bebedera inoportuna, en un festejo del desorden… Si queremos criticar debemos hacerlo, pero con el ejemplo.
Una de las banderas visibles de los gobiernos es la improvisación, siendo ésta un mal que no puede ser parte de nuestras acciones. Me pregunto ¿Como es posible que la organización de una feria de sólo un día fuera tan deficiente? ¿Por qué no se preparó un simple programa?...No podemos exigir en medio del desorden.
Luego de la “barrabasada” de las autoridades al no permitir la realización de la Feria en el parque Duarte, se presento una oportunidad política que debió comprenderse en toda su dimensión. Ya no era sólo una feria de jóvenes inquietos, era un canal para acercarnos a un pueblo que no siente el ardor, la combustión de su juventud.
En un país sin oposición política, sin un escenario donde los jóvenes puedan participar, le vendría muy bien la entrada al escenario político de nuevas caras, nuevas ideas, nuevos ámbitos de reflexión y acción. Creo que esa fue la oportunidad que ustedes provocaron con tan patriótica iniciativa, pero en las condiciones en que se desarrolló la actividad diría que estamos lejos de llegar a tener estos espacios.
Les pido disculpa sincera a los organizadores que sí se esforzaron para sostener el evento, el empeño de ustedes se debe valorar en la dimensión de lo que representa realizar una actividad como esta, pero mi deber es alertar. Sun Tzu, en el “El Arte de la Guerra”, dice “Utiliza el orden para enfrentarte al desorden, utiliza la calma para enfrentarte con los que se agitan”.
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